¿Qué es una cuenca hídrica y por qué es tan importante?
Las cuencas hídricas son áreas de terreno donde el agua drena hacia un punto común, como arroyos, ríos o lagos. Su función es regular el flujo y la calidad del agua y permitir la conservación de la biodiversidad. La Ciudad de Buenos Aires está atravesada por 12 cuencas hídricas que confluyen en arroyos que hoy están entubados bajo tierra. Los cursos de esos arroyos finalmente desembocan en el Río de la Plata o en el Riachuelo.
Historia del agua de la Ciudad
Cuando la Ciudad de Buenos Aires se fundó en el siglo XVI, la población se estableció sobre la costa del Río de la Plata, cercana a varios ríos y arroyos. En días de lluvias intensas, esos arroyos desbordaban naturalmente hacia su llanura de inundación. Con el paso del tiempo, los asentamientos urbanos fueron ampliándose en el territorio y las personas usaron los arroyos para desechar sus residuos, llegando a niveles de contaminación preocupantes. A fines del siglo XIX, la epidemia de la fiebre amarilla fijó la idea de que los arroyos eran un problema y que la solución era enterrarlos.
Ciudad construida sobre arroyos
A partir de la crisis sanitaria, se optó por sanear los arroyos mediante el soterramiento y la conducción de sus aguas hasta el Río de la Plata. La Ciudad siguió creciendo sin una planificación territorial, con aumento de asentamientos informales y con la construcción de grandes autovías o el ensanchamiento de calles para favorecer la circulación del automóvil. Los arroyos fueron percibidos como obstáculos para el desarrollo de la Ciudad, por lo que se profundizó su canalización y tunelación alterando el drenaje natural y las funciones de los ecosistemas que los rodeaban.
Consecuencias de la urbanización
Las consecuencias de este desarrollo urbanístico no solo fueron perder la posibilidad de disfrutar de los arroyos, sino también incrementar las superficies impermeables. Al contar con menos áreas de retención e infiltración de agua, en días de lluvias intensas crecieron los riesgos de inundaciones en varias zonas de la Ciudad. Paralelamente, la continua descarga de residuos domésticos e industriales aceleró la contaminación tanto de los arroyos como de sus confluencias, el Río de la Plata y el Riachuelo. Así, se fue consolidando una relación de conflicto con el agua de la Ciudad.
Plan hidráulico de la Ciudad
Para abordar estos desafíos se llevaron a cabo distintas obras hidráulicas. Desde 2006 se implementó el “Plan Director de Ordenamiento Hidráulico” con varias obras, entre las que se destaca la ejecución de los túneles aliviadores para el Arroyo Maldonado, que resolvió las históricas inundaciones de los barrios que atraviesa su cuenca. Desde el 2013 se lleva adelante el “Plan hidráulico” que impulsó nuevas obras, programas y acciones, como el Segundo Emisario del Arroyo Vega, el mejoramiento del tramo principal del Medrano y nuevos ramales en la cuenca del Cildañez.
La Ciudad de Buenos Aires tuvo arroyos al aire libre y una costa bañable, pero a lo largo del tiempo se ocultaron los cursos de agua y se dio la espalda al río. Queremos recuperarlos, cuidarlos y hacerlos parte de nuestro día a día.
Buscamos recuperar la relación entre las personas y el agua de la Ciudad, con nuevas soluciones centradas en el respeto por la naturaleza, el disfrute y la resiliencia.
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